COMO EL PRIMER BESO

Hoy ha perdido la batalla la frivolidad nuestra de cada viernes para sucumbir ante la última Venus. Seguid la mano creadora de Diós pues reveladora es su verdad. Caen pesados los granos de arena que nos acercan poco a poco al elixir de sus labios, mientras el viejo reloj de vida marca el final del año y, aunque la leyenda muestre silente la senda al Domingo de Luz, todos sabemos que hoy se ha marchitado la última Venus del año. Ya no habrá más espera, porque ya no habrá más viernes. El viernes ya no será viernes. El viernes será Viernes de ilusión, Viernes de sonrisas, Viernes de nervios, Viernes de amigos, Viernes de olores, Viernes de sonidos, Viernes de llamador, Viernes de pabilo, Viernes de incienso, Viernes de cera, Viernes de penitencia, Viernes de ruán y de barrio, Viernes sin espera, Viernes de claveles y de rosas, de lirios y de fresias, porque será Viernes de Dolores, la primera y gran Cruz de Guía.

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No lo habeis notado. No lo habeis sentido. Estaba allí. Flotaba en el ambiente. Casi se podía tocar. Lo llenaba todo. Eramos nosotros. Eran nuestros suspiros intentando acallar los latidos de un corazón que miraba a los ojos a la última Venus del año. Porque sabemos que cuando estemos nerviosos con nuestra gente de Pino Montano, caerá el último grano de arena y se parará el tiempo, para ya nadie entonces mirar el reloj que marca la espera, porque ya no habrá espera.

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Y en esa Semana sin tiempo, antes de girar de nuevo el reloj cuando la Aurora del medio día esté bajo la ojival de Santa Marina, disfrutad del añorado sueño que nos traerá la próxima Venus. Mirad cómo se acerca perfumada con sus mejores galas, tomadla de la mano, cerrad los ojos y besadla, para poder saborear durante un año ese nuevo y único primer beso de diez días inolvidables.