EN LAS FAUCES DE SATURNO

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Yo no sé en qué estaría pensando Goya cuando encontró la inspiración para crear tan tremenda obra. Lo que sí sé es en qué estaba pensando yo cuando esta imagen invadió mi mente, en Monte-Sión, otra vez en mi "hermandad" de Monte-Sión, y que me perdonen los contertulios que están hasta los "güevos" de los pesaos de la Calle Feria, bastante ha durado ya el "paro biológico" que nos habían implorado viviendo lo que estamos viviendo.

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Mitología es que Saturno devorara a sus hijos por miedo a que alguno de ellos le destronase. Realidad es que Monte-Sión devore uno tras otro a los hermanos mayores, dando así vida entre todos los hermanos a un gran Saturno que no conoce la indulgencia.

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Primero le tocó a un hermano mayor/mayordomo, vílmente "ajusticiado" por aquellos que le habían convertido en una vaca sagrada para mamar sin el más mínimo pudor bajo su alargada sombra. Aquellos que con él y por él, como si de una república bananera se tratara, aprovaban cabildos de oficiales, generales ordinarios y extraordinarios. Aquellos que más tarde lo apuñalarían sin piedad al grito de "yo no sabía nada" cobijados bajo el poder emergente.

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Después llegó el turno a un hermano mayor encumbrado como delegado episcopal gracias al apoyo incondicional de un arzobispo y de aquellos que pretendían salir en la foto de una coronación canónica, sin olvidar a esos tantos otros a los que los árboles de la "tranquilidad" de la dictadura nunca les permitieron ver el bosque. Aquellos para los que el fín justificaba los medios, siendo muy distintos sus fines. Aquellos que hicieron lo posible por ocultar su verdadero carácter, el de un hermano mayor que disfrutó tanto con la vara de avellano que jamás se planteó cambiarla por la rama de olivo. Y como el tiempo da a cada cual lo que se merece, sus bufones no tardaron en probar en sus propias carnes la cruda mano del dictador que hizo suya esa frase tan de la Calle Feria, "conmigo o contra mí". Es por esto que ahora intentan destruir a aquel con el que no pudieron mientras fue hermano mayor, lo dice uno de los pocos que puede sonreir al tiempo de proclamar a los cuatro vientos "yo jamás lo apoyé".

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Y ahora, después de cuatro años de letargo, Saturno ha despertado más hambriento que nunca reclamando su próxima víctima, un hermano mayor al que le han dimitido cinco miembros de junta, cuatro de ellos por "motivos de vital importancia" para una hermandad como son los capataces; así somos en Monte-Sión, lo verdaderamente importante es lo que nos importa a cada uno de nosotros, qué pena. Ningún manipulador pensaba que un hermano mayor que parece no querer molestar a nadie pudiera causarles tantos problemas, y es que es un error obviar que al igual que uno intenta persuadirlo en un sentido, fácilmente puede ser convencido de lo contrario media hora más tarde. Es lo malo que tiene colocar en el poder a alguien que creíais manejable.

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Pero este Saturno está demostrando una crueldad sin precedentes, porque el auto de fe público al que está siendo sometido el hemano mayor de turno está siendo más público que nunca. Puñales desde distintos sectores de la hermandad convergen en un mismo punto, en un blog que fue creado sobre el principio fundamental de "la verdad os hará libres", y que poco a poco ha visto su verdad emponzoñada con mentiras y verdades a medias lanzadas por todos los que damos forma a este horrible Saturno. Que el fin siga justificando los medios es ahora la premisa.

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Ahora te toca a tí meditar y confesar qué puñal anónimo estás empujando tú:

• El de aquellos que se sintieron manipulados cuando querían manipular.
• El de aquellos que no supieron manipular lo suficiente.
• El de aquellos que fueron manipulados sin darse cuenta.
• El de aquellos cuya jugada no salió como esperaban.
• El de aquellos que sólo les preocupa mantener su status.
• El de aquellos que ven que ha llegado su momento.
• El de aquellos que esperan la n-ésima oportunidad de sentarse en el banco bajo la cristalera
• El de aquellos que siguen esperando al capataz de sus sueños.
• El de aquellos que siguen intentando colocar de capataz a su amigo.
• El de aquellos que quieren que vuelva a ser capataz su amigo.
• El de aquellos que les da igual el capataz mientras puedan manejarlo.
• El de aquellos que luchan por ser el siguiente hermano mayor en ser devorado.
• El de aquellos que se han desmarcado para no estigmatizarse de cara a un futuro.
• El de aquellos que hacen la guerra desde dentro y desde fuera.
• El de aquellos que juegan a dos y tres bandas.

Si no has confesado no importa, tan sólo recuerda que si algún día quieres ser hermano mayor y tienes la dicha de conseguirlo, te verás sin remisión entre las fauces de este vomitivo Saturno al que tantas veces perteneciste, a menos que te conviertas en el Zeus o el Júpiter que lo destruyas para hacer de él una verdadera Hermandad.