ILUMINADOS DEL MUNDO .....

Gran tentación es sobrevivir a la muerte. El ser humano lleva intentándolo desde el inicio de su existencia. En el principio de los tiempos tan sólo importaba sobrevivir. Cuando el hombre tuvo tiempo de mirar las estrellas todo comenzó a cambiar. La historia antigua nos muestra infinidad de ejemplos de seres humanos que no sólo querían sobrevivir, deseaban vivir por encima y a costa de lo que fuese. Pero había algo que los igualaba a todos en el último momento y que sigue haciéndolo, la muerte. Faraones, reyes y emperadores tan sólo encontraron una forma de perdurar. Sobrevivirían a la muerte si conseguían vivir en el recuerdo. Para ello serían necesarias grandes obras, grandes gestas. Y esta tentación siempre se inocula en el corazón de los orgullosos, de los presuntuosos, en el corazón de aquellos iluminados que se creen en posesión de la verdad absoluta.

*

Para ser un iluminado no necesariamente se debe ser Rey, Emperador o Faraón, basta con un poco de poder para que la "grandeza" se materialice. Basta con un poco de poder para conseguir abrirle los ojos al populacho inculto. Basta con un poco de poder para cumplir un sueño y permitir a todos "disfrutar" de él. Basta un poco de poder para mostrar la verdad. Basta un poco de poder para pasar a la historia. Y si para conseguir ese poder hay que mentir, pues se miente, porque los fines siempre justifican los medios, en el corazón de un iluminado. Y en nuestro universo particular hace falta muy poco para sentirse poderoso. Basta con ganar una elecciones en una hermandad y convertirse en Hermano Mayor. Para ello es necesario orquestar una buena campaña. Todos los votos son importantes. Todos los hermanos son importantes. La opinión general es importante. Por ello regalar sonrisas y promesas es imprescindible. Una vez conseguido el objetivo, la plebe volverá a ser la plebe, y el Emperador los mirará con desprecio desde las alturas. No pocos casos conocemos, ¿verdad?. El que más y el que menos lo ha vivido en su propia hermandad.

*

Un amigo anónimo, que sabe que su casa está frente a CEDECO los viernes que desee, nos dejó un comentario con el nombre de "Calle Águilas". Para él, su Hermandad de San Esteban es su Martes Santo. Martes Santo de 2006. Los de siempre nos encontrábamos en la Plaza de Pilatos viendo su Hermandad de ida. Fué como saborear un dulzor que se acabó demasiado rápido. Para seguir saboreándolo tan sólo teníamos que buscarla allá por donde El Salvador se hace soportales. Lo que probamos en la Plaza de Pilatos se confirmaría en El Salvador. Tres amigos de la Calle Feria se miraron. Para los amigos basta una mirada. La proxima cita sería un poco más tarde en la calle que nadie llama por su nombre.

*

En aquella Cuesta del Bacalao encontramos lo que fuimos a buscar. Sensaciones que aún perduran cuando se vuelven a ver los vídeo, desde el ángulo que sea. Recuerdos de la niñez. Xilófonos. Alma de Dios. Muchas lágrimas se vieron aquel Martes. Un Martes que no será fácil de olvidar. Y un pueblo entregado disfrutando de un momento para el que se espera, a veces, más de un año. El murmullo duró muchos minutos. Como el de la Maestranza cuando pasa algo grande. Algo esperado pero imprevisible. Algo lleno de imperfecciones. Algo fuera de lo que gusta a los puristas. Algo distinto. Pero algo con pellizco. ¿Cómo le explicamos a un purista lo que significa el pellizco?. Mejor se lo explicamos a un esquimal. La sonrisa en los labios duró mucho más.

*

Al año siguiente nada sería igual. Un iluminado actuaría como tal. Impuso su verdad absoluta a costa de la plebe. Al fín y al cabo, tan sólo es la plebe. Qué sabe la plebe de nada. Para nada sirve su opinión si es "equivocada". El iluminado cumplió con creces su deseo de pasar a la Historia. Pero una cosa a veces olvidan los iluminados. La historia no la escriben ellos, sino la PLEBE.