ME REPUGNAS

Me repugnas, Miguel. Sólo siento asco al pensar que un antifaz negro haya servido para disfrazar tu crueldad. Que hayas podido vestir mi capa morada. Creer que alguna vez te has vuelto para disfrutar de cómo avanza valiente un misterio que es mi pasión. Saber que hemos podido compartir una salve a Ella en la estrechez en la Capilla. Me da asco la idea de haber podido ver tu nombre en un listado de tramos junto al mío. Que un palio rojo haya sido tu cielo o que sus manos abiertas te hayan emocionado – pero, qué digo. Si tú no tienes sentimientos.

Para ti no hay sitio. Para ti sólo queda la soga que prende o la lanza que hiere – y mata.

Por eso, si tu nombre aún mancha el Libro de Hermanos de mi cofradía de los Panaderos, sólo espero que te concedan el dudoso honor de estrenar los desusados artículos de las Reglas que regulan el procedimiento de expulsión de un hermano que estrenamos no hace más de una década.

A ti, Marta, que tengas la suerte de ver de cerca la Cruz de Luz que seguro arde a las plantas de María Santísima de Regla en su palio del cielo y que las manos tendidas del Soberano sean, esta vez, para acogerte en su seno.